Paraguay.- Elio Marín Sanabria formó parte de una comisión de especialistas que estudió el cerebro. Estos analizaron el órgano incorrupto encontrado entre los restos de Chiquitunga. El neurocirujano fue invitado por las Carmelitas Descalzas para la verificación del hecho.
El cerebro encontrado entre los restos de María Felicia Guggiari Echeverría
El hecho ocurrió en el Monasterio de las Carmelitas de Asunción el 24 de septiembre del 2011. La doctora Alba Núñez de Diez Pérez, especializada en clínica general, acudió al llamado de las religiosas. Esto para iniciar la limpieza de los restos de Chiquitunga.
Según la información suministrada por Núñez, la limpieza de los huesos tardó varios días. Luego, al tomar en sus manos el cráneo de la beata, observó que tenía una especie de huesito.
Una de las hermanas afirmó que parecía un cerebro. Pero la doctora señaló que era imposible, esto debido a que es lo primero que desaparece después que una persona muere.
“Buscamos un sitio con mayor iluminación y, al dar la luz del sol, dije: ¡Dios mío, era el cerebro!’. Logramos sacarlo con sus dos hemisferios y el cerebelo. Encajaba perfectamente. Algo imposible, una gracia de Dios”, afirmó Núñez
Después de confirmar que se trataba del cerebro de la beata dijo que conversó con varios colegas. Estos manifestaron que podía tratarse de un milagro.
Un grupo de especialistas realizaron el análisis del órgano encontrado de María Felicia Guggiari Echeverría.
Impresión de Elio Marín Sanabria
Elio Marín Sanabria indicó que fue invitado por las Carmelitas Descalzas para verificar las condiciones del cerebro.
«Cuando paso a revisar, encuentro un cerebro totalmente petrificado del tamaño de una naranja pequeña. Se identificaba perfectamente el cerebro, el cerebelo y el tronco cerebral. Estaban bien intactos con todas las características fenotípicas propias de la estructura anatómica y bien identificable. Tenía un color beige. A partir de ahí, les dije que se trataba de un cerebro», comentó Marín Sanabria.
Sanabria opinó que esa es “la parte que se degrada primero cuando morimos”. Para él fue “llamativo” que todavía se preservara de esa manera tomando en cuenta que murió hace 50 años.
“Ella murió por una infección. La causa de muerte, la humedad, las malas técnicas de mantenimiento de los cuerpos de entonces hacen que su conservación sea muy rara», indicó el neurocirujano.
Al igual que la doctora Marín Sanabria, él coincide que la primera parte en desaparecer o degradarse es el cerebro. Sus opiniones están respaldadas por la tanatología (conocimientos científicos relacionados con la muerte).