Asunción.- Para conmemorar la labor religiosa del padre Julio César Ortellado, Iglesia paraguaya se movilizó con la ciudadanía hasta Ybycuí, lugar en el que se encuentra la tumba del sacerdote que tanto apoyó a los más necesitados.
Monseñor Valenzuela declaró que para ellos era un “día de fiesta espiritual que nos abre un horizonte de la santidad”. “Estamos teniendo una experiencia muy linda con la beatificación de la Hna. María Felicia (…) y ahora venimos pidiendo humildemente al Señor que nos conceda la gracia de ver al padre Julio César Ortellado en camino a los altares: venerable, beato y santo”, agregó.
Para el arzobispo metropolitano, el clero debería imitar de Ortellado la confianza en Dios y el servicio.
Durante toda su vida, el sacerdote mantuvo intacta la confianza en el Señor Todopoderoso. “Cada uno de nosotros tiene una experiencia diferente del llamado de Dios a su servicio”, comenzó a decir. “Pero cuando tenemos la piedra fundamental de la confianza en el Señor, él realiza su obra a través de nosotros”, resaltó.
El servicio del sacerdote paraguayo
Después, se refirió al servicio del sacerdote paraguayo como una manera de “vivir la lógica de la misericordia”. Un reflejo de ello fue todos los “lugares abandonados y difíciles de entonces” que recorrió, entre ellos Ybycuí.
“Su celo pastoral fue extraordinario y pidió construir este templo donde estamos cobijados para gloria de Dios, para que la eucaristía sea el centro de su vida y de la vida de la comunidad. Y en esa lógica tuvo tantas horas de adoración eucarística”, continuó reflexionando.
Monseñor Valenzuela pidió que los sacerdotes volvieran a sus diócesis llevando “amor” y “entusiasmo a rezar” por su beatificación. “Difundamos su vida, que es un hombre de Dios y que ha sabido dedicarse profundamente a la evangelización de los más pobres”, mencionó.
También aprovechó su intervención para aclarar que debían avanzar en el proyecto de beatificación. Para él, esa es la única manera que podamos tener muy pronto al sacerdote paraguayo en los altares.
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Padre Julio César Ortellado
El Ppadre Ortellado nació en el año 1906 y murió en 1943, sirviendo gran parte de su vida en Ybycuí (Paraguarí). En ese lugar estuvo a cargo de obras para los más necesitados como el hospital, las iglesias y un hogar conocido actualmente como Colegio Niño Jesús.
Dentro de sus labores también destacan arreglos a caminos y puentes. Cada una de las obras en las que participó fue por vocación, en ninguna aceptó ningún sueldo.
A sus 37 años murió al ser contagiado por tifus al darle la unción a un soldado. En 2013, la Santa Sede lo declaró como “Siervo de Dios”, pero todavía luchan en el país para que lo beatifiquen.